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Por qué vemos colores en la oscuridad — la mente despierta en Sombras

En Sombras, cuando se apagan las luces, todo parece detenerse. Pero en realidad, lo que ocurre es exactamente lo contrario: el cerebro se enciende.

Durante una cena en completa oscuridad, muchas personas describen haber visto colores, destellos o figuras luminosas. No hay luz, no hay proyección, y sin embargo... algo aparece. ¿De dónde vienen esos colores que nacen del silencio visual?


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La explicación está en la neuroplasticidad — la capacidad que tiene el cerebro de adaptarse y reorganizarse — y en la forma en que nuestros sentidos comienzan a comunicarse entre sí. Cuando la vista se apaga, el cerebro busca nuevas rutas para interpretar el entorno.

La zona que normalmente procesa la visión (el lóbulo occipital) no se desconecta, sino que empieza a reaccionar ante estímulos del tacto, el olfato, el gusto o el sonido. Esa actividad eléctrica interna puede manifestarse como colores, luces o movimientos, una especie de sinestesia espontánea que ocurre cuando la mente comienza a “ver” con lo que siente.


Desde la experiencia sensorial, esos colores no son una ilusión: son el reflejo de cómo percibimos desde dentro.

  • Los tonos violetas y azules evocan calma, introspección y apertura mental.

  • Los dorados o anaranjados suelen aparecer cuando el cuerpo entra en relajación profunda.

  • Los rojos vibran con la emoción, el sabor, la intensidad del momento.


En la oscuridad de Sombras, cada sentido se vuelve protagonista. El cerebro traduce texturas, sonidos y aromas en experiencias visuales que solo existen dentro de ti. No estás viendo con los ojos, estás viendo con la mente.

Lo que sucede en Sombras no es solo una cena — es una conversación silenciosa entre tu cuerpo y tu cerebro, una experiencia que demuestra cómo la percepción puede expandirse cuando le das espacio al silencio y a la oscuridad.


🌌 Cuando todo se apaga, es cuando realmente comienzas a ver.



 
 
 

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